Esa conocida frase: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, que cotidianamente se le atribuye al expresidente Porfirio Díaz, en realidad la escribió José Nemesio García Naranjo, abogado, periodista, escritor, historiador, político, catedrático y académico del estado de Nuevo León. Se publicó en 1962 en El Diario de Chihuahua en un artículo que escribió días antes de fallecer. Tal vez ahora más que nunca en la historia esas palabras son muy actuales por la situación tan tensa que está viviendo nuestro país ante el gobierno de la Unión Americana.
Nunca antes que yo recuerde una funcionaria de alto nivel de la Casa Blanca pronunció acusaciones tan directas contra un presidente mexicano como lo hizo la secretaria de Seguridad Nacional, Cristi Noem, al inculpar ante Donald Trump a Claudia Sheinbaum Pardo de que ella había incitado las manifestaciones violentas en Los Ángeles. El mandatario norteamericano no reaccionó ante los dichos de su colaboradora, pero quien calla otorga.
Sheinbaum había hecho un llamado a “manifestaciones pacíficas” por la amenaza de que el Congreso de Estados Unidos aprobara un impuesto de 5 por ciento a las remesas que envían los connacionales hacia México; una declaración de por sí controvertible viniendo de un presidente de la república porque de alguna manera llama a la gente a movilizarse. De ahí seguramente el malentendido con Noem, pero muy mal por parte de la presidenta.
Sin embargo, Sheinbaum respondió de inmediato que era falsa la acusación, pero quiso aprovechar el contexto local y dijo que la oposición estaba haciendo una campaña para hacerla quedar mal ante el gobierno de Washington siendo que los representantes de los partidos minoritarios mexicanos prácticamente están borrados del contorno político nacional. Sólo sacan la cabeza para hacer declaraciones esporádicas que en nada repercuten colectivamente.
Qué bonita vecindad – parafraseando el título de una canción del inolvidable Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” – entre México y Estados Unidos porque no solamente ha sido la afirmación de Cristi Noem, sino decisiones del gobierno de Donald Trump para la aplicación de aranceles del 25 por ciento al acero y al aluminio. Además, se impusieron aranceles adicionales a productos originarios que no cumplen con los requisitos de contenido regional del T – MEC, también del 25 por ciento.
En una declaración de mayo pasado, Donald Trump confirmó que había presionado a la presidenta Sheinbaum para que permitiera la entrada de soldados estadounidenses en el país para ayudar a combatir a los cárteles de la droga. El mandatario norteamericano dijo que Sheinbaum rechazó de inmediato esa posibilidad, pero seguramente la presión seguirá constante en ese aspecto porque el multimillonario no acepta nunca un no por respuesta.
Esa buena vecindad también se ha reflejado en la asignación del embajador de Estados Unidos en México, quien ya presentó sus cartas credenciales a la presidenta. Ronald D. Johnson no surgió de la diplomacia; es coronel retirado; fue asesor de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) y perteneció a la Guardia Nacional. Es un militar que viene a cuidar los intereses de su país en territorio norteamericano y si puede, influir para cumplir con el mandato de Trump de posicionar tropas norteamericanas en México. Esa es la realidad.
En el marco de esta “buena vecindad”, Trump ha dicho que Sheinbaum está haciendo lo necesario para “tenerlo contento” como el envío, sin orden de extradición de 29 narcotraficantes que estaban en cárceles mexicanas, entre ellos Ismael Zambada García – El Mayo Zambada – y Rafael Caro Quintero, que ahora ya iniciaron sus juicios ante la Corte de Estados Unidos y muchos funcionarios del partido Morena están a la expectativa de lo que puedan negociar y revelar estos delincuentes para rebajar sus condenas.
Además, con ese mismo efecto Trump, el gobierno mexicano ha emprendido una campaña extraordinaria contra los cárteles de las drogas y sus laboratorios – es una “guerra” muy similar a la que realizó el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, con la diferencia que ahora es influenciada por la Casa Blanca.
También como parte de esa “buena vecindad”, Washington retiró sin explicación alguna las visas norteamericanas a la gobernadora de Baja California y a su esposo, además de funcionarios municipales y artistas como Julión Álvarez. Se habla que va a pasar lo mismo para otros políticos como los gobernadores de Sinaloa y Tamaulipas, pero no se ha confirmado hasta ahora.
La semana pasada una consejera estatal de Morena en Jalisco, Melissa Cornejo, pidió con groserías en redes sociales, que le quitaran la visa estadounidense como manera de apoyar las manifestaciones en Los Ángeles. Inusitadamente, el subsecretario de Estado, Christopher Landau, le respondió de manera sarcástica, pero con firmeza, que no se le podía quitar porque ni siquiera tiene visa.
Lo curioso es el trato amable que Donald Trump le da a Claudia Sheinbaum, aunque en los hechos no haya ninguna diferencia porque contra México el presidente norteamericano ha sido inflexible con sus políticas de presión en todos sentidos.
Así la tensión entre los países vecinos y no sabemos si puede escalar más en los próximos días.
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