| Por Aldo Romero
Vaya forma de comparar lo que se presumió, sería la consagración del Plan C. Un día después de la jornada electoral, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo salió a decir que, por muy poco, la Elección Judicial obtuvo más votos que el PRI y el PAN en los comicios del 2024.
Fueron 35 millones 923 mil 669 votos con los que Claudia Sheinbaum Pardo ganó la presidencia de México, con un total de 24 millones 286 mil 317 votos ciudadanos, Morena y aliados pudieron hacerse de la mayoría calificada en la Cámara de Diputados Federal, y con 24 millones 484 mil 943 la coalición de la 4T pudo tener una mayoría en el Senado de la República.
La presidenta más votada de la historia y la súper mayoría legislativa fueron producto de una promesa que llegó a lo más profundo de los sentimientos del pueblo, un pueblo cansado de las “arbitrariedades, excesos e injusticias" cometidas por ministros, magistrados y jueces.
El grito de guerra de la 4T durante la campaña del 2024 fue “Plan C”: “dele el voto a las candidatas y candidatos de Morena y/o a la coalición para lograr el Plan C y hacer que el Poder Judicial sea electo por el voto popular”, “tenemos que terminar con los lujos de la Suprema Corte”. “tenemos que acabar con el último resquicio del conservadurismo”.
Esas palabras eran lo que pregonaron durante 3 meses consecutivos del 2024 quienes hoy conforman el aparataje del poder.
La histórica cantidad de votos recibidos fue, en gran medida, producto de ese discurso de consolidar el Plan C y transformar al último poder que verdaderamente era oposición.
El pueblo votó por ese discurso, votó con el objetivo de democratizar al Poder Judicial, esa era la máxima propuesta cuatroteísta. El objetivo del voto en 2024 nunca fue tener a la primera presidenta de México, no fue tener mayorías legislativas para mantener los programas sociales, no, el verdadero y real objetivo fue la Reforma Judicial maquilada por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador producto de su revanchismo político en contra de varios ministros de la Corte.
Ahora las preguntas obligadas son ¿Dónde está ese pueblo que dio su voto a las mayorías para legitimar la Reforma Judicial?, ¿Por qué no salieron a refrendar su respaldo y votar en este proceso?, ¿Qué hizo mal el oficialismo que provocó el desencanto ciudadano?
Tras la escasa participación, Sheinbaum Pardo tuvo la urgente necesidad de justificar e intentar legitimar con una burda comparación entre los votos que exhiben el fracaso del PAN (9 millones 644 mil 918) y del PRI (5 millones 736 mil 759) en 2024 para demostrar que los supuestos 13 millones de votos obtenidos en la Elección Judicial no son tan malos. La mandataria sabe que, para mala fortuna de su movimiento, el pueblo abandonó el ideal del Plan C.
¿Un tribunal lorenista para juzgar a funcionarios judiciales lorenistas?
Será muy interesante ver la forma en la que actuarán las dos magistradas y el magistrado que integrarán el nuevo organismo llamado Tribunal de Disciplina Judicial.
Dicho tribunal inédito tendrá como función principal garantizar que jueces y magistrados actúen con ética, profesionalismo y respeto a la ley. Tendrá la máxima responsabilidad de investigar y sancionar faltas graves en el ejercicio de la justicia, o al menos eso es lo que establece la reforma.
En la práctica, la imparcialidad de ese tribunal ya está en duda, pues los tres magistrados que se perfilan para conformarlo son propuesta, al igual que la mayoría de los candidatos judiciales que están cerca de obtener el triunfo, de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros. Los tres nombres que encabezan la votación estaban en los acordeones que repartió el aparataje gubernamental.
Violeta Fernández Vázquez, Dora Delia Hernández Roldán y Juan Pablo Tena Ochoa se perfilan a ser los próximos magistrados del nuevo tribunal.
De acuerdo con los cómputos del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones, los tres perfiles antes referidos aventajan en votos.
Sin cambios a la vista, ese será el Tribunal de Disciplina Judicial, el órgano judicial que se encargará de verificar que los demás magistrados y jueces, todos lorenistas, actúen con legalidad.
¿Un tribunal conformado por lorenistas, será capaz de investigar y sancionar ilegalidades cometidas por lorenistas? No lo creo. El actuar de ese tribunal ya huele a simulación.
Vaya sorpresa en la Suprema Corte
De origen mixteco, abogado con experiencia en la defensa de los derechos humanos, asesor jurídico ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), es el perfil de quien se perfila para convertirse en el segundo presidente de origen indígena en la historia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, después del "Benemérito de las Américas" Benito Pablo Juárez García.
El candidato a ministro Hugo Aguilar Ortiz estaría dando la sorpresa, superando a la oficialista Lenia Batres, quien se encuentra segunda de acuerdo a los cómputos registrados al día de hoy.
Ambos se disputan la presidencia de la Suprema Corte, pues de acuerdo a lo establecido en la Reforma Judicial, la candidatura con más votos será la que presida el máximo tribunal del país y, por ende, encabezar la representación legal de todo el Poder Judicial.
Pese a toda la malaria que engloba a la Elección Judicial, algo bueno estaría saliendo de este proceso, pues la presidencia de la Suprema Corte está apuntó de ser encabezada por un abogado que ha dedicado su vida profesional a la defensa de los derechos de los pueblos originarios. Repito, algo bueno tenía que salir de todo este cochinero.