La combinación de reclamos hacia la presidencia estatal y la gestión municipal refuerza la percepción de que el grupo González-Sánchez enfrenta un creciente distanciamiento con la base morenista
Redacción Entre Líneas Tlaxcala
Aunque el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena ratificó a los comités estatales hasta 2027, en Tlaxcala la dirigencia atraviesa una fuerte crisis interna atribuida al estilo de conducción de la presidenta estatal, Marcela González Castillo.
La reciente destitución de Jacqueline Meneses Rangel de la Secretaría de Comunicación, Difusión y Propaganda, así como la salida de Luz Vera Díaz de la Secretaría General, han sido interpretadas por militantes como decisiones irregulares y motivadas por revanchismos políticos.
Actualmente, el Comité Ejecutivo Estatal (CEE) opera con áreas de importancia y con secretarías señaladas por su debilidad operativa o su cercanía al grupo político de la dirigente.
Agustín Moreno López, secretario de Organización, acusado por militantes de actuar como subordinado directo de González Castillo; Jaina Daniela Flores Meneses, secretaria de Finanzas, cuestionada por su falta de autonomía y dependencia de la presidenta estatal; Ximena Verónica Zecua Martínez, secretaria de Jóvenes, criticada por solo nutrir sus redes sociales y no hacer su trabajo; Karime Abascal Castro, secretaria de Mujeres, cuya cercanía con liderazgos del Partido Verde genera recelo entre la militancia y Adalberto Sánchez Solís, secretario de Formación y Educación Política, con escasa influencia y sin interlocución sólida con la base morenista.
No obstante, acusan que la dirigencia estatal se ha convertido en un espacio dominado por lealtades personales más que por trabajo partidista. La figura de González Castillo, aseguran, ha derivado en un estilo autoritario que ha debilitado la unidad interna y fracturado la vida orgánica del partido en Tlaxcala.
En un pronunciamiento público, militantes cuestionaron tanto a González Castillo como a su esposo, el alcalde capitalino Alfonso Sánchez García, a quienes señalan de "traicionar los principios fundacionales de Morena" al privilegiar intereses personales y familiares. En el mismo documento exigieron la renuncia inmediata de la presidenta estatal y del edil capitalino, la realización de elecciones internas transparentes para renovar la dirigencia en Tlaxcala, que el partido priorice las demandas ciudadanas, entre ellas la mejora de servicios públicos y la rendición de cuentas.
La crisis en el comité estatal de Morena ocurre en un contexto de desgaste para Sánchez García, quien también ha sido cuestionado por la falta de resultados en la administración municipal de Tlaxcala. La combinación de reclamos hacia la presidencia estatal y la gestión municipal refuerza la percepción de que el grupo González-Sánchez enfrenta un creciente distanciamiento con la base morenista.