Metepantle y la disputa política

 


Por Aldo Romero

Cuando la Senadora Ana Lilia Rivera Rivera creyó que había dado un duro golpe contra el lorenismo, la bajeza de un gobierno desesperado y superado por la crítica salió a relucir.

Rivera Rivera había realizado todas las gestiones para que el Metepantle de Tlaxcala fuera reconocido como un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).

Por mucho tiempo, parte de la narrativa de Ana Lilia como senadora fue pugnar por la importancia de dicho sistema ancestral para la producción agrícola, lo cual ya había generado un gran impacto en el sector.

La Senadora lo logró: hizo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) volteara a Tlaxcala y realizara los estudios correspondientes para el reconocimiento del referido sistema ancestral. Incluso la misma organización aseguró que la legisladora recibiría un reconocimiento por tan importante trabajo.

El tema se enrareció cuando la Secretaría de Impulso Agropecuario (SIA) sorpresivamente se colgó de la narrativa del Metepantle e informó que el titular de la FAO acudiría a Tlaxcala para entregar tres reconocimientos al gobierno, y que uno de ellos llevaría el nombre de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

Sin pudor, el gobierno de Cuéllar ya había concretado un arrebato, adjudicándose la gestión que por años la senadora había realizado, pues operó para recibir un reconocimiento por un trabajo que no hizo, días antes del que recibirá la legisladora.

Es cierto que el gobierno estatal destina presupuestos para fortalecer al sector agrícola y que la imagen gubernamental tiene más peso que una representación legislativa. Pero lo que no se puede ocultar es el hecho de que, durante cuatro años, el gobierno lorenista no hizo ni una sola mención sobre el Metepantle, su importancia y las acciones para su preservación y reconocimiento. El apoyo gubernamental fue generalizado y no específico hacia un sistema agrícola ancestral.

Dicho arrebato se confirma cuando un alto funcionario del gobierno lorenista nos reveló que, durante el scouting para planificar la logística del evento que tuvo lugar en Españita el domingo pasado, los equipos de la Senadora Ana Lilia y del propio gobierno lorenista chocaron para definir si la legisladora debía o no ocupar un lugar privilegiado durante la ceremonia.

El objetivo era claro: borrar a la Senadora y restarle importancia a un trabajo que verdaderamente realizó para lograr un reconocimiento en favor de los agricultores tlaxcaltecas y de un sistema de producción que estaba quedando en el olvido gubernamental y social.

Ana Lilia había capitalizado un tema que, más allá de dignificar al agro tlaxcalteca y a sus productores, la había posicionado popularmente, logrando fortalecer su presencia política en la entidad.

Con el vil arrebato, podemos confirmar que el tema no era menor: la gestión de la Senadora metió un duro calambre al gobierno lorenista, que, carente de respaldo popular, sintió como sus últimos pilares se derrumbaban ante el “peligroso” crecimiento de Ana Lilia en todas las encuestas, incluso en aquellas que los mismos lorenistas han pagado.

Al final, el equipo de la senadora Ana Lilia confirmó que ella también recibirá un reconocimiento por la FAO, pero será ella quien tenga que viajar hasta Roma, Italia, para recibirlo. Pese a ello, no podemos dejar de mencionar que estamos en la antesala de lo que será la pugna por la sucesión gubernamental. Una muestra de lo que puede llegar a hacer la administración lorenista para frenar a la “archirrival”.

Cuéllar será capaz de todo para evitar que la senadora se convierta en la abanderada de Morena para competir por la gubernatura… al tiempo.

Las opiniones escritas por columnistas son independientes y no reflejan necesariamente la postura editorial de Entre Líneas Tlaxcala.

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