Por Aldo Romero
En tiempos en los que la dirigencia estatal de Morena opta por el autoritarismo y la división, se requieren liderazgos con capacidad para cerrar filas, sin importar qué proyecto o qué grupo político sea el beneficiado para encabezar los trabajos electorales rumbo a la sucesión gubernamental que se avecina.
Es evidente que la tan ansiada unidad de Morena en Tlaxcala —esa que en ocasiones parece un mito— no vendrá de Alfonso, de Marcela, ni mucho menos de Ana Lilia. Pero al menos, con un grado de esfuerzo, sí podría ser una realidad a través del Ray.
El morenista que se sacudió al lorenismo de encima ha dado muestras de conseguir algo que, en Morena, desde su fundación, se ha tornado difícil.
¿Por qué lo digo? Porque incluso cuando la cúpula o la voluntad popular no benefician a su proyecto, el Ray ha sabido reconocer y levantar la mano a quien ha resultado favorecido, logrando generar toda una estructura de apoyo para acompañar al proyecto ganador.
La muestra clara fue en el año 2021, cuando levantó la mano para participar en la encuesta interna de Morena. Pese a no ser favorecido, cerró filas en torno a la imagen de Jorge Alfredo Corichi Fragoso.
Lo del Ray con Corichi no solo quedó en un reconocimiento; en su afán por conseguir la unidad morenista en la capital, se convirtió en su coordinador de campaña.
Muestra de esa voluntad política se vio reflejada en aquella llamativa marcha denominada “Marcha por el cambio hacia la Victoria”, que, de no ser por el respaldo del hoy legislador morenista, no se habría contabilizado en miles de participantes.
Ahora, si quieren otro ejemplo de voluntad y unidad, basta con ver la suma de voluntades que respaldaron al hoy alcalde de Apizaco, Javier Rivera Bonilla. Fue el Ray el autor intelectual, el impulsor del denominado "Compromiso por la Unidad de Apizaco", ese que firmaron todos los que aspiraron en 2024 a la alcaldía de la ciudad rielera. Dicho acuerdo partió de la premisa fundamental de “quitarle al PAN su bastión más preciado”.
Así es, el triunfo del empresario abarrotero, de la forma en la que se dio —sin oposiciones ni fuego amigo— no sería posible sin los acuerdos de unidad impulsados por el Ray.
En esa tesitura, y por la forma en la que se le ha visto al Diputado Federal durante eventos partidistas —dialogando con figuras como Ana Lilia Rivera, Homero Meneses, Carlos Augusto, y hasta siendo políticamente correcto con los “Alfonsos”— puede ser esa pieza clave para que la unidad de Morena, tras la definición de la “encuesta”, sea una realidad.
Seamos honestos: es cierto que el Ray tiene sus intereses, siempre los ha tenido. Pero díganme, ¿quién en Morena, actualmente y desde su fundación, se ha atrevido, por lo menos, a intentar un ejercicio de unidad como los que ha realizado el Ray? Porque quienes lo intentaron, fracasaron, debido a que su ambición fue más grande que la de un proyecto en beneficio de las mayorías.
Déjate de excusas y ponte a trabajar
Y si Alfonso Sánchez García dejara el espectáculo mediático para intentar sobresalir en las encuestas y arrebatarle la cima a la puntera Ana Lilia Rivera en la lucha por la sucesión —para realmente gobernar—, Tlaxcala capital sería otra cosa.
En los últimos días nos hemos encontrado con un alcalde completamente superado, y con el fantasma de la ingobernabilidad rondando a mitad del histórico Portal Hidalgo.
El problema en la Comisión de Agua Potable de Ocotlán no fue cosa menor. Tampoco lo es la denuncia hecha por comerciantes capitalinos sobre casos de corrupción y otras malas prácticas que atentan contra el sector, presuntamente cometidas desde la Dirección de Comercio Municipal.
En ambos casos nos hemos topado con un alcalde que evade su responsabilidad y opta por ignorar al pueblo raso, ese que día a día genera más repudio hacia su persona. Eso sí, no fuera para conmemoraciones banales, porque entonces, ahí sí lo vemos salir trajeado y cuadrado.
El tema que más inconformidad ha generado en contra de la administración de Sánchez García son los baches que —si bien es cierto, es una problemática no atendida por otras administraciones— no debe ser minimizada ni ignorada por la actual.
En dos ocasiones hemos escuchado excusas por parte de Alfonso sobre la problemática que aqueja a los capitalinos. La más estúpida: culpar a Hernán Cortés. Y la más reciente —a pregunta expresa de quien les escribe—: excusarse por la falta de recursos, que, como ya lo dijo, ni 250 millones de pesos serían suficientes para atender la problemática, dejando entrever que los ciudadanos tendrán que esperar para que les arreglen sus calles.
Alfonso debería dejarse de excusas y de espectáculos inservibles, para ponerse a trabajar. Es presidente municipal, y debería asumir esa responsabilidad ¡ya!
Las opiniones escritas por columnistas son independientes y no reflejan necesariamente la postura editorial de Entre Líneas Tlaxcala.
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