Hipocresía y nepotismo en Morena Tlaxcala

EL JUEGO SOBRE LA MESA


Por Cristian Flores

Hipocresía. La prédica que Marcela González Castillo, dirigente estatal de Morena en Tlaxcala, lleva de municipio en municipio, no es más que vil mentira. Habla de austeridad republicana, de principios, de un movimiento sin nepotismo ni injerencias, pero su propio discurso la contradice. Porque Marcela no solo es parte de una élite política privilegiada, ella es, en sí misma, un producto del nepotismo, así como su esposo el presidente de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García.

La Real Academia Española define: “nepotismo como la utilización de un cargo para designar a familiares o amigos en determinados empleos, al margen del principio de mérito y capacidad. El término proviene del italiano nepotismo, derivado de nepos (sobrino) en latín, en referencia a la práctica común entre los papas medievales de favorecer a sus parientes con altos cargos”. Vemos que el nepotismo vive y esta incrustado en Tlaxcala.

Dicho lo anterior, la definición evidencia que la familia Sánchez Anaya no tiene la calidad moral para dejar a un lado el nepotismo. Podrán decir lo que sea y que la ley dice lo contrario, pero lo cierto, es que va mas allá, lo real es que el nepotismo es favorecer a parientes con altos cargos en la vida política, no hay más y eso es lo que hacen los Anaya.  

 El exgobernador Alfonso Sánchez Anaya sigue operando desde la cúpula para colocar a su hijo, el actual alcalde capitalino Alfonso Sánchez García, como el próximo candidato de Morena a la gubernatura en 2027. La estrategia es que su nuera, lo presente en actos partidistas disfrazados de “asambleas ciudadanas”.

¿Cómo puede hablarse de democracia interna en Morena cuando las candidaturas se heredan en familia? ¿Dónde queda la voz del pueblo del que tanto hablan?

En uno de sus más recientes actos, en el municipio de Zacatelco, González Castillo afirmó que “es momento de regresar el poder al pueblo”. Pero su afirmación cae en el cinismo, ya que el pueblo, no ha tenido voz ni voto en los procesos internos del partido, ni en las elecciones.

Otra de las afirmaciones que dijo la dirigente morenista ante los zacatelquenses, es que el poder tiene que regresar al pueblo. Una mentira más porque el verdadero poder solo se queda entre las familias.

Lo cierto es que hoy son Alfonso y Marcela, mañana, quizá, sus hijos, quienes seguirán los mismos pasos políticos y los veremos como los próximos regidores, diputados, presidentes... la maquinaria Anaya no se detendrá.

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