Por Aldo Romero
Luego de que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros definiera a su candidato para sucederla, la pregunta obligada es: ¿quién o quiénes serán las corcholatas rebeldes que desacaten la indicación oficial de respaldar a Alfonso Sánchez García?
Porque, de entrada, debemos preguntarnos: ¿quién es Alfonso Sánchez García?, ¿cuáles han sido sus contribuciones para el desarrollo del estado?, ¿cuáles han sido sus contribuciones para la izquierda mexicana y, sobre todo, para la Cuarta Transformación? Porque, tan solo como alcalde de la capital, ha dejado en evidencia que resultó incapaz para el cargo.
Ahora, si comparamos a las corcholatas que hoy están en el dilema de apoyar o desacatar, al menos tres cuentan con mejor trayectoria política y, lo más importante, con estructura territorial propia; aspectos de los que Alfonso carece.
Homero Meneses Hernández, Carlos Augusto Pérez Hernández y Vicente Morales Pérez son de los pocos personajes con una carrera política y de lucha social al interior del equipo político de Lorena Cuéllar.
Algunos de ellos, incluso, ya habían ganado múltiples elecciones para cargos populares antes de que el lorenismo existiera como estructura y proyecto de negocio político. Otros, como el “humanista” HM, ya hacían activismo en la izquierda antes de la incursión de Lorena Cuéllar en el obradorismo.
Por eso la interrogante es legítima: ¿por qué y para qué Alfonso? Si no puede con la capital, mucho menos garantizará gobernabilidad en todo un estado. Cuéllar tenía perfiles más competitivos dentro de su círculo cercano, pero por alguna extraña razón prefirió invertir e inflar la imagen del munícipe capitalino.
Ante la indicación oficial de Cuéllar cobra más fuerza la pregunta que venía resonando en el círculo más íntimo del lorenismo y entre las diferentes agrupaciones periodísticas de la entidad: “¿qué favor le debe Cuéllar al exgobernador Sánchez Anaya?”.
Por todo lo anterior, y ante el sentir recopilado de algunas corcholatas, debemos estar a la espera de que se concrete la decisión de algún rebelde que no acate la indicación de “la jefa” y decida caminar solo, o invite a los inconformes a formar un proyecto alterno; claro, dentro de Morena; porque no todos están dispuestos a cerrar filas con el alcalde capitalino.
Veremos quién reconoce tener más capacidad que Alfonso para competir por la máxima magistratura y decida, con valentía, romper con el lorenismo, así como lo hiciera en su momento el diputado federal Raymundo Vázquez Conchas… al tiempo.
