“Navidad: Una tradición perdida en el consumo”



Por Rodrigo Cuapio Zamora

Cada Navidad las luces brillan más que otro mes, pero no para iluminar corazones heridos o cegados, sino para guiar a las personas a comprar en centros comerciales, pues la tradición tan amada y con un significado profundo como la convivencia o el amor se ha convertido en una carrera insaciable de compra de productos incitado por diversas estrategias publicitarias la cual ha opacado la verdadera esencia navideña, en este ensayo argumentare porque la navidad ha dejado de ser una tradición que unifica familias con un mensaje de paz y amistad y se ha convertido en una costumbre vacía la cual solo beneficia a empresas y comercializadoras.

Antonia Marroig Panteno dice que "se ha convertido en una carrera de fondo para comprar y la publicidad se encarga de recordarnos todo lo que debemos tener en casa para las Navidades a mayores y a pequeños, también inmersos en ese universo de ensueño que tratan de vendernos."

Resaltando que "Muchos padres se convencen que para demostrar lo mucho que les quieren tienen que sucumbir al consumismo y llenarlos de los regalos tantas veces ofrecidos en televisión. Se ha perdido la magia. Compramos por comprar, como si de una competición se tratara. Los niños saben que tendrán todo lo que han pedido”. En el artículo “El sentido comercial de la navidad” de el periódico la Vanguardia.

Las grandes corporaciones y marcas incentivan a las personas a consumir productos usando la estrategia de descuentos o promociones con la característica “Navideña”, esto solo tiene un mensaje vacío y no promueve los valores ni la esencia de la tradición.

Según los estudios Kantar los consumidores gastan un 12% mas acto de compra en las épocas navideñas esto debido a que categorías como bebidas alcohólicas o alimentos envasados (bombones, dulces o turrones).

La comercialización de la navidad ha dado como fruto que las familias normalicen el consumo como forma de éxito lo cual genera una presión social para gastar en costosos regalos o decoraciones los cuales sirven como impresión de abundancia, aunque la economía familiar lo resienta, lo cual contradice el mensaje navideño de humildad, prosperidad y solidaridad.

Las familias cada vez más sienten presión por cumplir con expectativas sociales, y esto se ha demostrado durante el paso de los años pues de acuerdo con “National Geografic Historia”, las celebraciones medievales navideñas solo incluían comida, villancicos, juegos y convivencia familiar, lo que hoy en día se está olvidando por la saturación de publicidad comercial la cual hace que los consumidores se vean tentados a comprar productos los cuales no pueden sostener económicamente o no pueden liquidar de un solo pago, esto provoca consecuencias en la economía.

La navidad lejos de ser una tradición de unión es un periodo de consumo desmedido lo cual provoca impactos negativos hacia el medio ambiente pues muchos productos desechables que la población compra en épocas navideñas como decoraciones, series de luces, tarjetas de regalo, empaques, esferas o papeles decorativos generan muchos desechos los cuales dañan el medio ambiente pero no solo estos desechables sino también la producción de estos mismos pues el consumo de energía y la generación de residuos también tiene consecuencias hacia la ecología.

Según Forbes los ciudadanos estadounidenses gastan aproximadamente 645 millones de kilovatios-hora para decorar sus casas durante todo el mes de diciembre.

Originalmente la navidad era un espacio para tener tiempos de reflexión, muestras de gratitud, y mejora de la cohesión familiar. Las costumbres navideñas como las cenas en familia, el intercambio de regalos hechos con cariño y no fijados con un valor material o actividades como asistir a misa y reflexionar sobre el nacimiento de Jesús eran la fuente central de la celebración sin embargo estas costumbres han sido remplazadas por el consumo desmedido.

Hace tiempo los regalos solían ser hechos a mano, algo que reflejaba cariño, tiempo y esfuerzo.

Actualmente parece una competencia por quien da el regalo mas caro o popular del momento lo cual hace que parezca una obligación con limites económicos a una muestra de afecto sincera.

A consecuencia de que las corporaciones promuevan temporadas de compra navideñas, las practicas espirituales como cantar villancicos o participar en actividades religiosas han perdido relevancia pues las personas ahora se sienten más atraídas por los descuentos que por los significados originales de la navidad.

El tiempo que antes era destinado a la convivencia familiar disfrutando una plática o una comida se ha visto desplazado por la necesidad de cumplir con un calendario de actividades comerciales.

La navidad debería ser un momento de solidaridad e inclusión donde todas las personas puedan convivir en armonía, pero el excesivo enfoque comercial como la compra de regalos ha provocado que las personas que no tienen los recursos necesarios para participar en dichas actividades se sientan excluidas. Este fenómeno a veces resulta en un ciclo de tristeza y frustración en aquellas familias que no pueden cumplir los estándares sociales de consumo navideño.

El énfasis en el gasto en la temporada navideña opaca las acciones solidarias como donaciones de caridad las cuales antes eran un pilar esencial de las festividades navideñas pues en lugar de donar a causas benéficas los consumidores prefieren gastar en cumplir expectativas comerciales, así olvidando el valor de generosidad.

Organizaciones como “el ejército de salvación” ha señalado una disminución de donaciones justamente en temporadas navideñas lo cual puede deberse a la saturación de gasto en las personas dejándolas sin recurso el cual puedan donar.

La navidad se ha convertido en una festividad dominada por la comercialización de empresas multinacionales las cuales nos han convencido de que es necesario comprar productos para experimentar el sentimiento navideño, esto trae consecuencias en la economía de las familias pobres, impactos negativos en la ecología ambiental y exclusión de familias las cuales no pueden darse el lujo de gastar dinero en regalos u otros productos. Tanto como la perdida de la esencia y la cultura original de la navidad la cual se basa en generosidad solidaridad paz y amor.

Es importante recordar y rescatar la esencia natural de la navidad y reflexionar sobre el rumbo que ha tomado la navidad influenciada por la comercialización.

Debemos cambiar la forma en la que celebramos esta festividad, debemos priorizar el tiempo con nuestras familias y enfocarnos en actos bondadosos que ayuden a nuestras comunidades. Solo así podremos volver a experimentar el enfoque real de la navidad.

El significado de la navidad no debe medirse con el costo de los regalos bajo un árbol sino el valor de las familias que se juntan para admirarlo.

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