“No tengo miedo a morir”

LA OTRA POLÍTICA 

 Por Blanca Rugarcía 

Eso dijo Carlos Alberto Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, Michoacán, antes de ser asesinado, durante un evento público.

y lo dijo porque sabía que enfrentaba uno de los trabajos más peligrosos de México: desafiar al crimen organizado, limpiar la policía de elementos coludidos, patrullar personalmente bosques donde operaban grupos armados del Cártel Jalisco Nueva Generación, y exigir apoyo federal para proteger a su gente. 

Denunció, pidió ayuda, alertó sobre represalias y aún así… lo mataron en plena celebración del Festival de las Velas, en una plaza pública.

¿Por qué? Porque se negó a hacerse el indiferente;  porque dijo “no tengo trato con grupos delictivos, no voy a pactar”, y porque en México, defender la ley, la vida y la justicia puede costarte la vida.

Y el Estado… pues miró, dijo que condenaba, prometió investigar, pero nunca respondió al auxilio que Carlos pidió una y otra vez. 

https://www.infobae.com/mexico/2025/05/22/el-es-carlos-manzo-el-alcalde-que-pidio-usar-la-fuerza-letal-contra-el-narco-en-uruapan

https://www.elfinanciero.com.mx/estados/2025/11/01/perfil-quien-es-carlos-manzo-alcalde-de-uruapan-que-mataron-tras-pedir-ayuda-contra-el-narco

Hace unos días, asesinaron también a Bernardo Bravo Manríquez, líder limonero en Michoacán. 

Bernardo denunció extorsiones, amenazas y pidió que el gobierno interviniera para proteger a los productores del Valle de Apatzingán.

¿Qué recibió? Indiferencia. 

Promesas vacías de un Estado que se llena la boca con discursos de “seguridad” mientras los que defienden algo tan básico como su trabajo, su tierra, su comunidad… se les silencia con balas. 

https://elpais.com/mexico/2025-10-20/asesinan-al-empresario-y-productor-de-limones-bernardo-bravo-en-michoacan.html

Antes de ellos, Homero Gómez González, defensor de la mariposa monarca, apareció muerto en un pozo en Michoacán.

Homero había denunciado la tala ilegal, había pedido apoyo a autoridades locales y federales, y alertó sobre cómo grupos criminales y empresarios arrasaban con bosques que no eran solo suyos, sino de todos.

Su denuncia fue respondida con que creen?  Asi es, con silencio, promesas de investigación que nunca llegaron y, finalmente, la muerte.

El gobierno presume programas ambientales, se llena de fotos, de discursos, de selfies reforestando y “cuidando” bosques. 

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-51305163

En Oaxaca, Irma Galindo Barrios, defensora mixteca del bosque, desapareció en 2021 tras denunciar tala ilegal y despojos en su comunidad.

Irma pidió ayuda, denunció públicamente las amenazas, documentó los conflictos de tierra y de recursos naturales…

¿Recibió protección, justicia, apoyo? No. 

Recibió lo mismo: silencio, indiferencia y abandono.

Su desaparición no fue un error; fue la consecuencia de un sistema que decide ignorar a quienes incomodan, a quienes denuncian, a quienes protegen lo que deberíamos  proteger  todos. 

https://piedepagina.mx/tres-anos-sin-irma-galindo-la-guardabosques-nuu-savi-que-tenia-proteccion-federal-y-desaparecio/

Y mientras ellos pagaban con su vida, 

¿qué hacía el Estado?

Negocios, acuerdos, protegerse, y por supuesto saquear nuestro país. 

El abandono es absoluto, la colusión evidente, y la justicia… inexistente.

Porque en México, los programas “de apoyo”, los discursos de “protección” y las promesas de “cuidar a los ciudadanos” son eso: palabras que se llevan el viento mientras los defensores caen uno a uno.

Y la sociedad, nosotros, ¿qué hacemos?

Normalizamos, nos quejamos en memes, en comentarios, pero seguimos aceptando que el miedo se convierta en rutina.

Que desaparezcan defensores, alcaldes, activistas… y al día siguiente, la vida sigue.

Nos adaptamos a la violencia como si fuera parte del paisaje.

Como si cada asesinato fuera inevitable.

Como si cada desaparición fuera una noticia más que pronto olvidaremos.

Esto no es una crítica.

Es un grito a la conciencia, a nuestra conciencia.

Porque cada muerte, cada desaparición, cada amenaza que se silencia, nos recuerda que el país está pagando el precio de nuestra resignación e indiferencia.

Que la justicia no llega, y mientras tanto, los valientes siguen cayendo.

Que NO tener miedo a morir es un acto de coraje… pero también un reflejo de desesperación frente a un sistema que no protege.

Y si algo podemos hacer, es NO normalizar más.

No acostumbrarnos a la impunidad.

No dejar que el silencio se vuelva rutina.

No permitir que la indiferencia gobierne.

Te pido que recuerdes a quienes han dejado de protegernos, a quienes han fallado frente al crimen y la corrupción.

Porque cambiar mentalidades comienza con no aceptar la normalización de la violencia.

Porque defender la vida, la tierra, la justicia… es también un acto de ciudadanía.

Porque en México, mientras callamos, ellos siguen pagando con su vida.

Y algún día, el precio podría ser de todos nosotros. 

Sí, da miedo alzar la voz.

Sí, da miedo ser activista, denunciar, exigir justicia.

Pero da mucho más miedo… que la indiferencia me alcance.

Que la indiferencia se normalice.

Que la indiferencia decida quién vive y quién muere. 


Las opiniones escritas por columnistas son independientes y no reflejan necesariamente la postura editorial de Entre Líneas Tlaxcala.

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