Por Cristian Flores
Muchos quieren ser candidatos de Morena a la gubernatura de Tlaxcala; sin embargo, la pelea se concentra en tres figuras: la senadora de la República Ana Lilia Rivera Rivera, el alcalde capitalino Alfonso Sánchez García y su esposa, la dirigente estatal de Morena, Marcela González Castillo.
El pasado 19 de junio, la empresa Demoscopia Digital publicó una encuesta que posicionó a Ana Lilia en primer lugar, con 21.1 por ciento de respaldo, por encima del presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez, que obtuvo 17.9 por ciento. En tercer lugar aparece la titular de Turismo del gobierno federal, Josefina Rodríguez Zamora, con 9.8 por ciento, que por cierto, no descartó participar en 2027, dijo a la prensa: “no son tiempos, al final vamos a ir como vayan los tiempos”.
Apenas el domingo pasado, la encuestadora Massive Caller difundió su más reciente estudio, donde la senadora apareció con un respaldo ciudadano del 41.2 por ciento, superando por amplio margen al alcalde capitalino, que registró sólo 11.9 por ciento, es decir, 29.3 puntos porcentuales por debajo de Rivera. Más atrás se ubicaron Dulce Silva Hernández, con 7.3 por ciento, y el diputado federal Raymundo Vázquez Conchas, con 6.8 por ciento.
A simple vista, ambas encuestas favorecen a Ana Lilia Rivera, quien parece haber crecido en simpatía ciudadana. Mientras tanto, Alfonso Sánchez García, un político de cuna privilegiada, busca ser gobernador, pero si no logra la candidatura, su esposa Marcela González bien podría entrar en la contienda. Ella ha aprendido a hacer política y en cada "asamblea informativa" que realiza en los municipios, el despliegue parece más bien una campaña adelantada. No basta con anunciarse a través de un folleto con tintes proselitistas; se está colando, y si eso continúa, la verdadera competencia será entre la senadora y la dirigente estatal de Morena.
Lo cierto es que Alfonso Sánchez no ha logrado mantener la gobernabilidad en su municipio. La inseguridad es constante, y los baches en las comunidades de la capital siguen siendo parte del desarrollo urbano. ¿Así pretende gobernar el estado? Si no puede con 12 comunidades y 7 delegaciones, difícilmente podrá con más de 700 comunidades que hay en todo Tlaxcala.
Ana Lilia Rivera no la tiene fácil. Enfrenta una cúpula que le ha cerrado el paso y que ha mostrado un rechazo evidente, un odio hacia su figura política. Lo cierto, es que es una de las fundadoras de Morena en el estado, que caminó al lado de Andrés Manuel López Obrador cuando era el apestado de la política, y ahora, es rechazada por quienes llegaron después. Si las encuestas son reales, Ana Lilia se estaría perfilando para ser la abanderada de Morena en 2027 o de lo contrario, le estarían robando una vez más la candidatura.
Existe una posibilidad de que Morena continúe gobernando Tlaxcala por otros seis años. De acuerdo con datos de Massive Caller, el 42.4 por ciento de los ciudadanos están a favor de que el partido guinda siga al frente. A menos, que desde el poder se traicione al movimiento dejando a otro partido, solo para no dejar a Ana Lilia Rivera. Sería repetir la misma traición que ocurrió en 2011, cuando el entonces gobernador Héctor Ortiz Ortiz le entregó el estado al PRI en manos de Mariano González Zarur, con tal de impedir que la candidata presidencial del PAN, Adriana Dávila Fernández, se quedará con la gubernatura.
Carta Abierta
1. Posibilidades.
Luego de la encuesta de Massive Caller, el 41.2 por ciento de los tlaxcaltecas están a favor de que Anabel Ávalos Zempoalteca sea la candidata del PRI a la gubernatura. ¿Se animará la senadora del PRI a pedir licencia para buscar la gubernatura por segunda ocasión? Por su parte, Adriana Dávila Fernández también suena para ser candidata del PAN. De ser así, sería su tercera vez. ¿Será ese su premio de consolación por no haber alcanzado la dirigencia nacional del PAN?
2. ¡Sinvergüenzas!
Los diputados locales y federales no dan una. Ocho de 25 diputados locales no presentaron ni una sola iniciativa en el segundo periodo de sesiones del primer año legislativo. Y los cuatro diputados federales tampoco destacan por su productividad. ¿A qué llegaron al Poder Legislativo? Vergüenza debería darles no responderle a la ciudadanía que los eligió.
3. Censura.
Esperemos que, tras los casos de censura registrados en Puebla y Campeche contra la prensa, no ocurra lo mismo en Tlaxcala. De ser así, estaríamos ante un intento claro de silenciar a los medios que cuestionan e incomodan al poder.
Nos vemos la próxima semana, pero en el Juego Sobre la Mesa.