| Jesús Cortés Ilhuicatzi, Cronista de Chiautempan quien habló sobre la Obra de Bernardo Picazo |
Cristian Flores
El sacerdote y abogado Bernardo Picazo y Toriz, originario de Chiautempan, legó a su municipio importantes obras que marcaron su desarrollo, entre ellas el Mercado Municipal, el Kiosco del Parque Juárez, el Templo del Carmen y el Panteón del Carmen; sin embargo, las autoridades que han pasado por el Gobierno municipal no han reconocido su legado, pese a su relevancia histórica y social.
El cronista de Chiautempan, Jesús Cortés Ilhuicatzi, ofreció el pasado 30 de octubre un conversatorio en el Templo del Carmen, donde expuso parte de la vida y obra del padre José Bernardo Maximiano de Jesús Picazo y Toriz. Recordó que el sacerdote llegó a la Parroquia de Señora Santa Ana en junio de 1898 y permaneció al frente hasta diciembre de 1901.
Cortés Ilhuicatzi destacó qué Picazo era un hombre humilde, cercano al pueblo y comprometido con las comunidades. “Atendía personalmente los pueblos de Chiautempan y promovía la participación ciudadana en las faenas comunitarias”, explicó.
Entre las principales obras impulsadas por el padre Picazo se encuentran la construcción del Panteón Municipal, el Kiosco del Parque Juárez (que en 1905 llevó su nombre oficial), el Mercado Hidalgo y la Capilla del Padre Jesús del Convento, donde se venera una de las imágenes más queridas por los chiautempenses. También aportó a la instalación de vitrales en la iglesia de Guadalupe, la sillería dorada de la Basílica de Ocotlán, los retablos del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, así como el financiamiento para las imágenes de Señora Santa Ana y San Joaquín, que hoy se encuentran en la parroquia del mismo nombre.
Asimismo, fue el principal promotor y benefactor de la construcción del Templo del Carmen, edificado entre 1910 y 1912, una obra de estilo neogótico afrancesado que se mantiene como uno de los íconos arquitectónicos del municipio.
Durante la Revolución Mexicana, Bernardo Picazo fue perseguido por su labor religiosa, lo que lo obligó a abandonar Tlaxcala y refugiarse en Oaxaca. A su regreso, volvió a ser amenazado, por lo que se trasladó a Puebla con su hermana Soledad Picazo, donde murió en 1918 a causa de un infarto. Sus restos fueron posteriormente trasladados a Chiautempan, donde descansan en el Templo del Carmen por petición del pueblo.
El cronista también reveló un hecho poco conocido: la volanta (carroza en la que el sacerdote se transportaba) no se encuentra en Chiautempan, sino en Puebla, en una propiedad del político Alejandro Encinas, actualmente titular de Planeación y Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México, cuyo abuelo fue sacristán de Picazo. Según el relato, durante su persecución el sacerdote confió sus pertenencias al sacristán, pero nunca fueron devueltas cuando regresó a Tlaxcala.
Al concluir su intervención, Cortés Ilhuicatzi subrayó que Bernardo Picazo y Toriz debe ser recordado como uno de los grandes benefactores de Chiautempan, un hombre que “hizo tanto por su patria y su pueblo, pero que sigue sin recibir el reconocimiento que merece”.